EL
LEGADO HISTÓRICO COLECCIONABLE DE ETEN
Elmer Fernández Gastelo
El año 1874 fue el año de
despegue económico para la región Lambayeque y especialmente para Eten, el
primer ferrocarril del departamento ya había iniciado sus labores a mediados
del año 1872 junto a un muelle
construido sobre las aguas marinas de este distrito. En aquella época nuestro
país tenía el privilegio de producir el azúcar de mejor calidad a nivel
internacional y cinco de las mayores fábricas azucareras se encontraban en
nuestra región de Lambayeque, de las cuales Pomalca, Tumán, Cayaltí y Pátapo realizaron la exportación de su dulce producto
a través del ferrocarril y muelle de Eten. La actividad portuaria que se desarrolló
gracias al muelle y ferrocarril fue una gran fuente de trabajo para este puerto
que produjo inmigración de otras regiones para realizar diversas actividades y
de esta manera la población se incrementó considerablemente en este distrito.
En el país la economía y especialmente la emisión de billetes estaba enmarcada
en la época de la banca libre, en la que bancos, empresas de ferrocarriles,
haciendas y otras empresas ponían en circulación billetes particulares.
Eten pone en circulación
billetes de 5, 10 y 20 centavos el año 1877. Estos billetes a diferencia de
Trujillo y Pasco en donde sus billetes fueron emitidos por las mismas empresas
ferrocarrileras que operaban en su jurisdicción, en Eten los billetes fueron emitidos por su
municipalidad, esta emisión se justificaba por la gran escasez de fracciones de
sol, como los quintos, los dinos y
medios dinos que eran acuñadas en plata. Cabe mencionar que Puerto Eten aún
formaba parte del distrito de Eten y recién en 1906 es elevado el puerto a categoría
de distrito.
El origen de estas copias de billetes fue proporcionado por el
coleccionista David Cotrina, quien manifiesta haberlas copiado de un antiguo
libro que solo mostraba las imágenes de estos y carecía de información al respecto.
Las
fichas de Éten
La Compañía del Ferro-carril y
Muelle de Eten puso en circulación unas
fichas metálicas de valores de 10 y 20 centavos respectivamente elaborados en
cobre, y según información de antiguos
pobladores, estas fueron de uso como medio de pago a los jornaleros de esta
compañía de aquella época.
El uso de fichas con valores
monetarios generalmente fueron de bajas denominaciones y bastante extendido en las
grandes empresas ferrocarrileras, mineras, guaneras y haciendas. Esta práctica fue
introducida por los ingleses desde el inicio de la era industrial con la
llegada de los ferrocarriles, especialmente
si estas grandes empresas tenían una gran población cautiva, las había de: fichas
salario, que servían como medio de pago; fichas de carretada y fichas de
determinados productos: como las de la hacienda Pomalca que tenía ficha de
leche, de carne. Muchas de estas tenían leyenda incusa, es decir estampadas de un solo golpe, estas fueron
elaboradas también en latón, así como en vulcanita como es el caso de la
hacienda ganadera de Ucupe. Esta práctica
se convirtió en abuso en muchas empresas ya que al elaborar sus propias
monedas particulares, prácticamente controlaron
el consumo de sus obreros ya que estaban obligados a recibirlos, así
como también a gastarlos dentro de la misma y en la mayoría de casos, en sus tambos solo
se expendían víveres, coca, tabaco y aguardiente. (Imagen del propietario Aldo Gonzáles
Fuentes)